Dos de estos tres términos están simbióticamente relacionados, el tercero es más bien un escollo si se escapa de nuestro control. La Excelencia es un viaje con La Perfección como destino. Pero cuidado con El Perfeccionismo, puede convertirse en obsesión y piedra de tropiezo.
Atletas de alto nivel, escritores, artistas, pintores, tienden a ser perfeccionistas. En la mayoría de los casos les es más fácil trabajar solos tomándose el tiempo y energía necesarios para culminar sus obras o metas. Para el logro en equipo es mucho más productiva La Excelencia. Veamos algunas comparaciones.
1. El Perfeccionismo busca tener la razón. La Excelencia está dispuesta a reconocer una equivocación.
2. El Perfeccionismo es miedo. La Excelencia es riesgo.
3. El Perfeccionismo es enojo y frustración. La Excelencia es poder.
4. El Perfeccionismo es control. La Excelencia es espontánea.
5. El Perfeccionismo es juicio. La Excelencia es aceptación.
6. El Perfeccionismo es presión. La Excelencia es natural.
LA PERFECCIÓN ES EL DESTINO. LA EXCELENCIA ES EL VIAJE
Lexus, la empresa de autos de lujo que salió de Toyota, tiene por lema “la incansable búsqueda de la perfección”, Nike nos exhorta “Just do it”, como diciendo, hágalo, no lo piense mucho. Arcelor Mittal, “soluciones de acero para un mundo mejor”, el doble sentido del gigante metalúrgico me encanta, “soluciones de acero”, no sólo el material, también el compromiso, y así se nota y se vive cada vez que hemos trabajado con ellos en sus operaciones en Costa Rica.
La Excelencia puede ser fácilmente compartida, el perfeccionismo no. Iniciemos con excelencia individual. Hágase esas tres preguntas: ¿qué sé hacer?, ¿qué trabajo es el que más me gusta hacer?, ¿en qué actividad de trabajo soy más bueno que los demás? En resumen ¿se siente satisfecho, realizado, valioso y productivo en su trabajo, o está ahí porque no está en otro lugar? Ahora agreguemos el componente de grupo: ¿qué tenemos en común?, ¿qué se espera que logremos juntos?, ¿qué disfrutamos lograr juntos en el lugar de trabajo? y por último, haga un cruce entre los dos: ¿es ésta la organización de excelencia que hace el mejor uso de mis habilidades?
Tiene usted suerte si labora para una empresa, pero principalmente para un jefe, que reconoce, promueve y estimula el nivel de excelencia del que usted es capaz.
Apuéstele a la excelencia no al perfeccionismo, trabaje en ser mejor todos los días, no en ser perfecto ya. Sólo así, y muy irónicamente, su camino hacia la perfección será mucho más llevadero, fácil y provechoso, para usted y para los demás.