La administración por buenos días, o buenas tardes, o inclusive buenas noches, se refiere a una práctica personal de empezar el día de trabajo saludando a todas las personas que estuvieran trabajando conmigo en cualquier posición (hacia abajo, en el mismo nivel, o hacia arriba jerárquicamente). Tiene su origen en la cultura salesiana (exalumno de colegio con marca de San Juan Bosco). Sin conocer mucho de lo que estaba haciendo hoy me doy cuenta de que me inventé un sencillo hábito conectado con el principio de Liderazgo con Humildad del Modelo Shingo de Excelencia.
Razones para saludar en el trabajo.
Decir “buenos días” demuestra amabilidad y cortesía al mismo nivel que “por favor” y “gracias.” Mejora la comunicación y la atmosfera de trabajo. Permite reconocer la presencia de los demás y los hace sentirse acogidos. Es la introducción a rápidas conversaciones informales. Además, reduce la incomodidad de la primera interacción del día. En este tiempo de trabajo desde la casa, a veces vamos a la oficina y nos damos cuenta de que estamos entre extraños, un buen “buenos días” reducirá la incomodidad de las nuevas relaciones híbridas de trabajo (todavía en desarrollo). Hace que todas las personas se sientan valoradas. Y para terminar esta primera lista, es gratis.
Buenos días con caminata genba.
En todas mis asignaciones como gerente siempre he acostumbrado a caminar todo el genba (lugar de trabajo) para saludar. Esto trae una serie de ventajas además de las señaladas anteriormente. Permite ver cómo está arrancado la operación, si hay problemas que deban ser abordados de inmediato, si las personas tienen todo lo necesario para trabajar; y lo más importante, cómo se ve cada persona al arrancar el día de trabajo (contentos, preocupados, estresados, con ganas, sin ganas, motivados, desmotivados). Para un jefe es una sencilla acción que dice “aquí estoy.”
Una historia paralela (de terror).
Lo que voy a contar realmente pasó. Primer día como gerente de operaciones, unas 300 personas a cargo entre mantenimiento y operación como tal. A la hora del almuerzo me dirijo a la cafetería, por cierto, con mucha hambre. Compartí con un grupo de mecánicos, incluyendo su supervisor de nombre Antonio. Excelente rato, conocí sus nombres, sus problemas, sus almuerzos (la gente en Costa Rica acostumbra a llevar su almuerzo desde la casa), y como toda cafetería de empresa que se prueba por primera vez me pareció excelente la comida. Todo normal hasta aquí ¿cierto? Vamos a ver… Al día siguiente me llama el gerente general (muy buena persona, en serio) y me dice – qué interesante eso que hiciste ayer, nunca se me había ocurrido comer en la cafetería con los empleados, uno de estos días voy a probar – Pasó en una empresa de Costa Rica… y es una empresa donde los fundadores dejaron claro hace 40 años que los de arriba no se mezclan con los de abajo, ¡qué difícil es cambiar una cultura!
Cuidado con la ilusión de transparencia y de nuevo la importancia del saludo.
Un artículo de Harvard Business Review refuerza la importancia del saludo. Según los investigadores la brecha entre jefes y empleados se ve empañada por el fenómeno de la ilusión de transparencia, los jefes incorrectamente asumen que los empleados saben qué piensan sobre ellos.
Una forma de evitar la ilusión de transparencia en tocar base constantemente. Diariamente saludar, compartir en la cafetería, despedirse a la salida, estas interacciones resultan muy valiosas como puntos de conexión con los empleados. Previenen que la gente se sienta invisible. Imagínese lo que se puede lograr si además de “buenos días” pregunta “¿cómo está?” y se toma el tiempo para escuchar con sinceridad la respuesta.
El origen salesiano del “buenos días.”
San Juan Bosco acostumbraba a terminar el día con un “buenas noches” una práctica de compartir con sus alumnos de internado por unos minutos. Se lee en el Reglamento del Oratorio:
“Cada noche, después de las oraciones habituales y antes de que los alumnos marchen a descansar, el director o alguien por él, dirija algunas palabras afectuosas en público, dando algún aviso o consejo respecto a cosas que se deban hacer o evitar e ingénieselas para sacar las lecciones de hechos sucedidos durante el día en el instituto o fuera; pero que su platiquita no pase nunca de los dos o tres minutos. Ésta es la llave de la moralidad, de la buena marcha y del éxito de la educación.”
La práctica de los “buenos días” es la tradicional práctica salesiana de las “buenas noches”, pero al revés.
Un buen “buenos días” puede significar todo para un compañero de trabajo, para un colega, para un subalterno, inclusive para un jefe. Practique el hábito de la administración por buenos días y verá todas las brechas que se cierran con este sencillo y humilde acto.
E!
Don Bosco. Flickr.com