Miles y miles de trabajadores en todo el mundo tenemos la oportunidad de colaborar con el distanciamiento social y hacer nuestras labores desde casa. Una computadora, una conexión de internet decente y algún software o app de reuniones en línea se convirtieron en nuestras herramientas más importantes, y lo mejor, en cuestión de dos semanas se rompieron muchos paradigmas sobre esta forma de hacer nuestras labores. En esta publicación queremos dar algunos consejos sobre cómo sacar el mejor provecho de la jornada laboral que ahora se hace desde algún rincón de nuestro hogar.
“El teletrabajo se entiende normalmente como el trabajo regular realizado por un trabajador en el marco de una relación de trabajo, lejos de las instalaciones de trabajo generalmente reconocidas del empleador. El teletrabajo también debe entenderse en el contexto de otras tendencias en el mundo del trabajo, como la evolución de las relaciones de trabajo, el trabajo transfronterizo, el trabajo remoto posibilitado por las TIC, y el lugar de trabajo en diferentes momentos de la trayectoria profesional de un trabajador.”
Organización Internacional del Trabajo 2016
Brevísima historia del teletrabajo
El término “telecommuting” (teletrabajo en español) fue inventando por el ingeniero de la NASA Jack Nilles. En 1972 Nilles trabajaba en un complejo sistema de comunicaciones y en lugar de perder valioso tiempo yendo a la oficina mejor se quedaba “teletrabajando” remotamente para avanzar más rápido. Luego en 1979 el escritor Frank Schiff creó el término “flexplace” en un artículo famoso en el Washington Post “Working from home can save gasoline”. Esta publicación fue el inicio de la discusión sobre el tema que llevó a la primera conferencia en 1980.
En 1995 ESPN, el canal de deportes hizo una transmisión especial, por internet, de un partido de beisbol ¿qué tiene que ver esto con teletrabajo? Pues esta transmisión sentó las bases para todos los softwares de “streaming” que hoy estamos usando todos los días para comunicarnos con nuestros “compas” de oficina.
Hoy, aún con todas las posibilidades tecnológicas, las empresas lo aplican con duda y desconfianza. Hasta gigantes tecnológicos como Google prefieren que sus empleados tengan todo a mano antes que permitirles trabajar desde casa
Teletrabajo antes de la crisis del COVID-19
Hasta hace unas dos o tres semanas teletrabajar era un “beneficio” de una, tal vez dos, veces por semana que nos permitía no ir a la oficina y evitar el tráfico urbano (ese que carcome nuestro ser y nos va consumiendo un poquito cada día).
Según el Primer Informe sobre el estado de teletrabajo en Costa Rica (marzo 2018) algunos de los lugares donde comúnmente se realiza este tipo de labor incluyen: el hogar del trabajador, oficinas satélite, cafés internet y centros de “co-working”. Hasta hace muy poco tiempo solamente un 21% de empresas afirmaba tener alguna forma de teletrabajo, y de ese pequeño porcentaje el 71% lo aplicaba para menos del 10% de su fuerza laboral.
¿Cómo sacar el mejor provecho del trabajo desde la casa?
Profesionales que teletrabajan desde hace años tienen mucho que contarnos. Para las personas que apenas se están acostumbrando a esta nueva vida aquí están algunos de los consejos para sacarle provecho al trabajo desde casa.
- Cambie sus rituales de transporte al trabajo por rituales matutinos de preparación para el trabajo. Va mucho más allá de simplemente levantarse, tomar café y ponerse a trabajar. Empiece el día haciendo ejercicio, lea (lectura no relacionada con el trabajo) por un tiempo determinado antes de arrancar labores, planee el día completo (no solo el día de trabajo).
- Vístase, alístese, no se quede en piyamas. Use ropa cómoda, no hay problema con eso, pero no se quede igual que cómo se levantó. El efecto psicológico de cambiarse de ropa da el empujón final para iniciar la jornada laboral. NOTA: ducharse no es opcional.
- Tenga un horario de trabajo. No está de vacaciones, está trabajando desde la casa. Haga las mismas horas que en su oficina, con los mismos “breaks” durante el día. Considere flexibilizar esos tiempos si, por ejemplo, tiene que cocinar, controlar qué hacen los hijos, o atender otras actividades. Discuta de antemano con su supervisor este tipo de situaciones para evitar malentendidos.
- Tenga un espacio fijo de trabajo. Si tiene oficina o biblioteca en la casa, perfecto. Sino hágase un lugar fijo para que usted y todos en la casa sepan que cuando está en ese “rinconcito” está trabajando.
- Haga un plan de trabajo diario y escriba todo lo que hace. Inicie labores repasando lo que debe lograr en el día. Cada vez que complete una actividad escríbala, ese será su control y a la vez su reporte cuando tenga que dar cuentas.
- Comuníquese. Además de las reuniones diarias (gracias a Dios por las tecnologías de streaming y chat), constantemente deje saber a sus colegas qué está haciendo, pregunte cuando tenga que dudas, no se quede “callado”.
- Muévase. Este consejo es igual de válido para su cubículo que para su oficina casera. Además de sesiones de ejercicio de 30 minutos al menos 4 veces por semana, practique una cosa con un nombre elegante y complicado N.E.A.T, Non Exercise Activity Thermogenesis, traducción al español, MUÉVASE. No trabaje sentado todo el tiempo, póngase de pie cuando lo llamen por teléfono y haga la llamada caminando. Camine después de cada comida, unos cinco minutos si no se puede más. Si tiene escaleras suba y baje sin ninguna razón en particular. Haga mini sesiones de “stretch” iguales a las que le da vergüenza hacer en la oficina (en la casa nadie lo va a ver).
- Enfóquese. La casa no siempre es el mejor lugar para concentrarse. Trate de mantener la disciplina y constancia para ejecutar su plan de trabajo diario. Si se distrae muy fácil use la “Técnica del Tomate” (Pomodoro Technique). Trabaje por tiempos de 25 minutos con 5 minutos de descanso, cada uno de estos períodos es “un pomodoro”. Después de 4 “pomodoros” permítase un descanso más extenso (10 o 15 minutos) y repita el ciclo.
- Limite sus horas de trabajo. Es fácil olvidarse que estamos en casa y seguir trabajando más allá del horario acordado. Cuando llegué el tiempo pare de trabajar. Evalúe sus labores del día y haga unas notas para tomar en cuenta en su tiempo de planeación del día siguiente.
- Mejore todos los días (kaizen). Incluya en su rutina diaria un tiempo para “kaizen” (todos mejorando todo, todos los días). Trabajando desde la casa encontrará muchas cosas que mejorar en los procesos de trabajo de su empresa. Se dará cuenta de muchos pequeños baches en sus sistemas de trabajo. Comunique las potenciales mejoras en sus reuniones diarias o semanales. Y todavía con más razón mejore su propia dinámica de teletrabajo ¿Qué puede hacer diferente y mejor cada día?
Una de las grandes enseñanzas de la crisis del COVID-19 (y son muchas) es que sí se puede trabajar desde la casa. Por supuesto que esto ha significado cambios importantes en la dinámica personal-familiar, y ni qué decir de las formas de “tele-supervisión” de los “tele-empleados”. “El hombre es un ser social por naturaleza” nos recuerda Aristóteles, ¿qué tal si nuestra concepción del trabajo nos llevó a desarrollar las relaciones incorrectas, y a darle valor a lo que no era importante? Posiblemente vernos menos haga que nos entendamos más, y quizá este tiempo en la casa nos recuerde que era mucho más importante ocuparnos de nuestras familias, y de nosotros mismos, sin dejar de ser útiles desde nuestro trabajo diario.