El joven Simon Sinek, inglés, nacido en 1973, propuso el círculo de oro (Golden Circle) que muestra que el 100% de las personas saben qué (what?) están haciendo, pero sólo una parte de estos (25%) saben cómo (how?) hacerlo y que un reducido grupo (6%) entiende para qué lo hace (why?). Sinek enseña que aquí está la clave y el motor principal del éxito en el trabajo: descubrir el “para qué” hacemos las cosas día tras día.
Víctor Frankl, psiquiatra, sobrevivió a los campos de concentración nazis a sus 37 años, lo que lo llevo a escribir el afamado libro “El hombre en busca de sentido”: un tratado del comportamiento humano en condiciones infrahumanas. Este libro dio origen a la Logoterapia. Frankl afirma: “sólo puede vivir quien tiene un motivo para vivir”.
En la excelencia personal buscamos que el desempeño (Performance) de cada uno de nosotros aumente día con día —- y reconocemos que entrenarnos y capacitarnos es necesario en ese camino.
Más allá de llenarnos de herramientas requerimos darle enfoque, claridad y coherencia a nuestro actuar — logrando potenciar todo lo que llevamos dentro con todo los factores externos que nos impactan.
¿Cómo hacemos para darle ese hilo conductor a nuestro actuar?
¿Cómo hacemos para vivir de forma pro activa en un mundo con tanta tensión diaria… que nos obliga a actuar reactivamente?
¿Cómo hacemos para no ser meras copias de alguien más?
Para lograr la máxima de uno es vital tener claro nuestro propósito y nuestra misión personal. A esta idea-acción de nosotros mismos le llamamos el Ideal Personal (IP).
El Ideal Personal (IP) es una herramienta que busca darle NORTE a nuestro comportamiento — y a su vez el IP le da FUERZA a nuestro comportamiento.
¿Cómo logra el IP conectar e impulsar esas dos aristas de nuestra persona?
El IP se descubre — por medio de un proceso de introspección que hila nuestros valores, temperamento, historia personal y grandes anhelos, entre otros elementos. Dicho esto
este proceso el cual normalmente se hace a través de un acompañamiento concluye en una originalidad especifica y propia de uno mismo —- redactada a través de una frase a la que le llamamos nuestro Ideal Personal.
Cuando lo desciframos, el IP nos sirve de referencia -la referencia- para tomar decisiones que nos lleven a vivir en plenitud — plenitud que se genera de lograr maximizar el uso de nuestras fortalezas y de reducir al mínimo nuestras debilidades—- dado esa clara idea-acción que para ese momento tenemos de nosotros mismos.
Todos —- gerentes, jefes, mujeres y hombres, requerimos de un IP que logre sacar lo mejor de nosotros mismos — todos los días.
Como podremos imaginar hay señales claras que hacen ver cuando vives sin ideal — un estado de sobre vivencia, la carrera de la rata (rat race) en todos los campos de tu vida, una vida motivada por momentos “pico” y un desempeño consecuente — errático.
Esto apunta a una causa raíz, no conocer tu propósito y misión personal.
El IP te da claridad y enfoque lo que genera movimiento — para entonces tomar decisiones!
“Clarity is Power” (Claridad es poder), decía Tony Robbins — bien, el IP nos da dicha claridad, y logra sacar el enfoque y energía necesaria para esforzarnos — para seguir en ruta pese a los obstáculos que sabemos vamos a tener que enfrentar.
El Ideal Personal, guía nuestro actuar, no de manera forzada, sino motivándonos, desde adentro!
A partir del momento que el IP se descubre, pasa a ser un ideal por el cual “nos la jugamos a diario”, y por ende genera automáticamente una tensión creadora que nos da fuerza, enfoque y motivación — para sobrellevar lo que haya que sobrellevar, repito—- lo que haya que sobrellevar.
Si estamos hablando de Excelencia Personal automáticamente enlazamos con la mejora continua personal y consecuentemente una actitud y acción pro activa.
El IP es el norte, el cual sumado a un sistema de mejora continua personal — se convierte en un modelo de Excelencia Personal