Hay una frase que es casi axiomática en inspección de calidad, “la efectividad de la inspección 100% es de un 80%”. El concepto se le atribuye a Joseph Juran uno de los gurús de la calidad.
En su famoso Manual de la Calidad (puede descargar la quinta edición en inglés aquí, la versión en español la puede conseguir en papel en este link), encontramos una forma sencilla de calcular la efectividad de un proceso de inspección 100%.
El error de inspección consiste en rechazar unidades buenas o aceptar unidades defectuosas. Usamos aquí el término inspección en su sentido más amplio, desde el técnico de calidad que revisa unidades terminadas hasta el analista de un banco o el profesional de recursos humanos que deciden si aceptan un trámite o contratan a una persona.
Para determinar la efectividad de un inspector se necesita el juicio de un segundo inspector, preferiblemente más experimentado. El cálculo se hace de la siguiente forma:
Donde:
Ejemplo:
Un inspector reporta 55 defectos (d). De estos, 15 no son defectos de acuerdo con el segundo inspector (k). Sin embargo, el inspector no vio 10 defectos (b). Utilizando la fórmula de Juran:
La ecuación se puede reducir a los defectos encontrados por el primer inspector y los defectos encontrados en una segunda inspección:
Supongamos que una primera inspección encuentra 125 defectos, y una segunda inspección encuentra 20 defectos más (obviados por la primera inspección). La efectividad sería:
Como indicamos en la primera parte de esta serie existen una gran variedad de factores que afectan el resultado de una inspección, la constante revisión de patrones, muestras, instrumentos, ambiente, entrenamiento y evaluación de la aptitud son formas de mantener una alta efectividad del inspector.
Y hablando de aptitud, nos podemos hacer la pregunta ¿cómo sé si soy un buen inspector? Lo dejamos para la siguiente ocasión.