La semana pasada hablamos del caso Golden State Warriors desde el punto de vista del análisis de datos. Construir una organización basada en números es por supuesto fundamental, pero no es suficiente. Empecemos con una de las frases más intrigantes de W. Edwards Deming “las cifras más importantes que se necesitan para administrar son desconocidas o no es posible conocerlas, pero la gestión exitosa debe, sin embargo, tenerlas en cuenta” (de su famoso libro Out of the Crisis, lectura obligada para todos los que trabajamos en Excelencia Operacional). Algo así como, si es importante y lo puede medir, mídalo, y si es importante y no lo puede medir, téngalo presente. Veamos algunas cosas que la organización de los Golden State Warriors han hecho, que definitivamente no se pueden medir, y que llevaron a resultados que definitivamente sí se pueden medir.
El Cambio de Entrenador, ver más allá de los números
Mark Jackson llevó al equipo a dos series de playoff por primera vez desde principios de los noventas (temporada 2012 – 2013 y temporada 2013 – 2014). Al principio nadie entendió por qué el dueño de los Warriors despidió a Jackson y trajo a Steve Kerr, cinco veces campeón de la NBA con los Chicago Bulls de Michael Jordan, con experiencia como comentarista del canal TNT y ex – gerente del equipo Phoenix Suns, pero con cero experiencia como entrenador. Joe Lacob, dueño mayoritario del equipo explica lo siguiente: Jackson no se llevaba bien con nadie en la organización, había tenido problemas con varios de sus entrenadores asistentes (que se fueron), no se hablaba con el personal, estaba dando un resultado (llegar a series de playoff) pero no encajaba en la visión de largo plazo que los dueños se habían trazado para el equipo (ya vamos a hablar de ese tema). Literalmente Lacob contrató a una persona más integral, si se quiere “más persona”, con todos los elementos para cumplir con su papel de entrenador dentro de una organización mucho más grande que el equipo.
La Cultura “Dub Nation”
El grupo de nerds de Silicon Valley que compró el equipo por $450 millones en el año 2010 se puso como meta llevar la cultura de las empresas “High Tech” a la organización de Golden State. Como dice el presidente de Twitter Adam Bain “amo a este equipo – el mensaje es uno que creemos firmemente en la comunidad tecnológica: usted es exitoso en la vida si pasa la bola – usted gana cuando amplifica a otros”. Sobra decir que Bain tiene una silla de temporada en primera fila en los partidos de casa.
¿Qué es la cultura Dub Nation? “Dub” proviene de la letra W, ¡¿cómo?! – se preguntará usted con justa razón. Bueno, es una de esas cosas que solamente tiene sentido en el idioma inglés que se habla en Estados Unidos. La letra W se dice en inglés “double u”, que suena como “dub –bel – yu”. Entonces “dub” no es otra cosa que la letra W recortada. “Warriors Nations” se convierte en “W Nation” y termina siendo “Dub Nation”. La cultura Dub Nation involucra a todos los que de alguna manera tienen que ver con el equipo. Ahí van incluidos jugadores, cuerpo técnico, personal administrativo, dueños y por encima de todos estos los seguidores, los fans del equipo. La comunidad es esencial en los planes de los W’s, Tim Robbins el gurú de auto-motivación (y fiebre seguidor de los Dubs) lo llama una cultura de aspiración y no de transpiración. Un grupo de jugadores que cree firmemente que es ejemplo para la comunidad, donde se respeta el trabajo de cada persona, se agradece a los fans asistir a los partidos, y se les responde con humildad y trabajo duro, y si no vea la página comunitaria, verdaderamente todos son parte de la “Nación W” o “Dub Nation”.
El Sentido de Equipo
Ya está claro que la visión de los Warriors va más allá del básquet, ya nos dimos cuenta de que los principios de Respecto y Humildad gobiernan todo lo que se hace (y estoy tentado a demostrar que puedo encontrar los Diez Principios del Modelo Shingo de Excelencia Operacional). Solamente voy a tratar dos cosas, el bajar el protagonismo personal para bien del equipo, y la necesidad de pasar un buen rato en lo que uno hace.
Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green y el recién adquirido este año Kevin Durant, forman la base del súper equipo, la alineación titular la completa el georgiano Zaza Pachulia que está consciente de que su papel no es tan protagónico. Todos están claros en que cada uno debe ser menos para que todos sean más. Curry, Thompson y Green fueron todos seleccionados en el “draft” de la NBA, lo más parecido a crear jugadores de cantera como dicen en futbol. Durant, una súper estrella, llegó con el firme objetivo de ayudar a los Dubs a recuperar el campeonato. Curry, dos años consecutivos el MVP (Most Valuable Player) de la liga, puso sus credenciales al servicio de sus compañeros. Así igual lo hicieron los demás y cada noche la estrella fue diferente, desde los 60 puntos de Klay Thompson contra Indiana en temporada regular, hasta la consistencia de Durant en la final.
El equipo se permite pasarla bien, se nota el compañerismo, es un equipo en Etapa de Desempeño en el Modelo de Tuckman. Tiene mucho que ver el liderazgo de Kerr que permite los bailes, los chistes, las celebraciones pomposas de canastas igualmente pomposas. Los jugadores se liberan y son capaces de más, es la extensión de la cultura de Silicon Valley que los dueños querían desde el principio.
El Contraejemplo (sin intención) de Lebron James y los Cleveland Cavaliers en el Juego 4. “Muri” en la Cancha
Toyota tomó prestados tres conceptos de las artes marciales, Muda – Mura – Muri. El buen luchador debe aprender a controlar sus movimientos excesivos – Muda; no hacer movimientos discrepantes o no necesarios o no naturales – Mura; y no sobrecargarse haciendo demasiado al mismo tiempo – Muri. En el cuarto juego, con la serie en contra tres juegos a cero (serie de siete juegos, se deja la serie el primero que gane cuatro), los Cleveland Cavaliers serán recordados como el equipo que lo dio todo. Motivamos por su hazaña del año anterior, remontar un tres a uno en su contra, los Cavs hicieron el juego de su vida. Rompieron el record de más puntos en un primer cuarto de una final con 49, más puntos en un primer tiempo con 86, y más canastas de tres puntos en una final con 24. El marcador final fue de 137 a 116 a su favor. ¿Qué puede estar mal, y ciertamente muy mal, con estas cifras? Los números de los Warriors fueron básicamente los mismos que en sus tres partidos anteriores, sus estrellas anotaron los mismos puntos que habían anotado en cada partido anterior, pero Cleveland elevó su juego digamos al 120% de su capacidad normal. Lebron James, el mejor jugador del mundo, sobrepasó sus ya sobrehumanas capacidades para jugar al baloncesto, Kyrie Irving, otra máquina de jugar, tuvo que hacer todo tipo de florituras, maromas y acrobacias para anotar sus 40 puntos de la noche. Era casi imposible que Cleveland pudiera sostener ese mismo desempeño por tres juegos más. La noche del juego cuatro les pasó factura. En el juego cinco Irving tuvo que ser atendido de dolores de espalda y dolores de rodilla. Golden State solamente tuvo que volver a jugar al mismo nivel que sus juegos anteriores para ganar el partido y la serie. Muri – la falta de respeto a la persona, aún si es autoimpuesta, por pedir más de lo que es sostenible.
Ahora a esperar hasta el 20 de octubre del 2017 para el inicio de la temporada 72 de la NBA. Muchas otras lecciones me esperan en esta escuela que me encontré allá por 1980 cuando don Jaime Peña Sobalvarro, legendario entrenador del baloncesto costarricense, empezó a transmitir por Canal 13. Prometo, Dios primero, otro blog de la NBA con las lecciones de la final 2018.