Algunas personas vienen equipadas con una habilidad innata para ser ordenadas, otras con un “chip” para el desorden. El asunto no es si el espacio de trabajo se ve bonito o no, sino cuál de los dos escenarios nos hace más productivos, el orden o el desorden.
Para la mayoría de las personas un estándar de “cero papeles” en el escritorio es la mejor apuesta hacia una mayor productividad.
Vamos hacia atrás empezando por el escritorio “cero papeles”.
Al terminar el día no queda nada en mi escritorio, y solamente he trabajado en lo que indican mis asignaciones del día.
Si conozco mis asignaciones del día es porque tengo una agenda clara.
Si tengo una agenda clara es porque anteriormente he planeado claramente mi trabajo en forma más amplia.
Y si he planeado mi trabajo en forma amplia es porque entiendo mi misión y cómo agrego valor en mi empresa.
Ahora resumido de mayor a menor jerarquía:
B) Mi Misión está clara B) Planeo mi trabajo de acuerdo con mi misión C) Hago la agenda de acuerdo con mi plan de trabajo D) Tengo claras mis asignaciones para cada día E) Trabajo en un escritorio ordenado y sin papeles.
Se estima que su productividad aumentará en un 35% (fuente no confirmada), estará menos tenso y más feliz en su trabajo.
Este resultado no lo logra uno solo, de ser así las empresas solamente contratarían personal obsesivo – compulsivo. El punto no es que ser ordenado se trae o no se trae, tampoco que se aprende por arte de magia en el curso de 5S. Va más allá. El ciclo descrito anteriormente debe ser parte de los estándares de la empresa misma, y así nos ayudamos entre la empresa y cada uno de nosotros.
Un resultado impresionante es que cada vez necesitamos menos espacio para hacer más. Sino que lo diga el Maniaco Lean (así se denomina el mismo) Paul Akers en este video con el que terminamos por hoy.
¡Exactamente mi definición de oficina!