La empresa requiere de gente productiva y altamente motivada para pretender alcanzar las metas que como grupo empresarial se han propuesto. El crecer como empresa exige un crecimiento personal de sus colaboradores, pero ¿por dónde empezar? ¿y cómo hacerlo de manera eficaz y sostenida?
De nuestra experiencia, hemos visto muchos profesionales y ejecutivos en empresas, que leen un libro o asisten a un seminario y se motivan para hacer cambios en sus hábitos. Son momentos en los que todo se ve claro y la voluntad tiene una inyección de adrenalina que lleva a la persona al movimiento, hay un “viento de cambio” — mas no se cuenta con la metodología correcta para que estos cambios sean duraderos y definitivos — consiguientemente se vuelve a los viejos hábitos y las personas se encuentran nuevamente “pegados” en el camino.
Consideremos por un momento efectuar un sprint vs efectuar una maratón. Es evidente que sin un debido proceso y preparación consciente, llevar a cabo una maratón es una tarea prácticamente imposible. Para correr una maratón de forma exitosa se requiere invertir tiempo y esfuerzo e inclusive trabajar en grupo y con entrenadores para facilitar el proceso y acercarse al éxito.
Uno de los principios de una preparación exitosa para una maratón es, tener claro y recordar continuamente para que queremos llevar a cabo este esfuerzo.
El camino hacia la excelencia personal es en sí una tarea compleja, y requiere inteligencia y voluntad, para efectuar cambios en nosotros mismos y vivir una actitud de mejora continua personal. Por ende, necesitamos método para ser efectivos. No hay una receta común para todos, pero sí una metodología que ha demostrado ser muy eficaz: el coaching.
El Coaching es un proceso de acompañamiento que tiene una fase de “clarificación” y otra fase de “ejecución”. El proceso es eficaz porque no se concentra en dar ideas de cómo mejorar sino que su enfoque está en ayudar a que la persona descubra que es lo que obstaculiza su movimiento y busque formas creativas para avanzar.
Los pasos para iniciar el proceso son tres:
Definir donde estamos a hoy
Para esto se necesita valentía. Es mirar hacia adentro y revisar nuestros valores y creencias, reconocer nuestros patrones limitantes, nuestras fortalezas y nuestras debilidades.
Definir adonde queremos llegar
Es ponerse una meta. Es la meta más importante de nuestra vida. Es la meta que responde a la pregunta: ¿Cómo quiero ser? Ya lo sabemos — de niños lo sabíamos, es aclarar nuestro sueño o también lo podemos llamar nuestro ideal personal, es decir mi “mejor yo”.
Crear un plan original y personal de cómo podemos hacerlo
Se siente cómo el día previo a correr la maratón por la que tanto entrenamos. El conocimiento de nosotros mismo que se efectuó en etapas previas será de vital importancia para que en esta fase del proceso seamos efectivos — pese a los obstáculos o dificultades que encontremos. Esta es la fase donde se ejecuta el plan que diseñamos.
Aquí nuestro ingenio y creatividad pasan a primer plano, dado que es factible que nuestras primeras acciones no sean efectivas y por ende tenemos que seguir generando ideas de cómo podemos alcanzar esto que buscamos.
Nuestra principal tarea, somos nosotros mismos y por medio de buscar la excelencia personal, logramos habilitar un potencial para hacer más y generar más resultados, ejemplo de esto es que nuestro conocimiento técnico se potencializa a través de nuestro desarrollo personal — y viceversa nuestras capacidades técnicas se encarecen si nuestras habilidades personales no están a la altura.
En conclusión, cuando una persona vive en modo de mejora continua personal se convierte en uno de los profesionales claves de la empresa y logra impactar e impulsar tanto sus tareas como a las otras personas a su alrededor — facilitando el alcanzar las metas de la empresa.