Ritsuo Shingo, expresidente de Toyota China, defiende a capa y espada las visitas al gemba (lugar donde se realiza el trabajo).
Hace unas semanas el Sensei estuvo en Costa Rica con motivo del Congreso Latinoamericano del Modelo Shingo (así llamado en honor a su padre Shigeo Shingo, uno de los arquitectos del Modelo Toyota).
Desde que lo conozco lo que escuchado una y otra vez insistir en la necesidad de estar en el gemba. Su enfoque, sus historias, y sus anécdotas nos insisten en poner atención con los cinco sentidos a todo el ambiente de trabajo. “Ir al gemba no es suficiente” nos dice “vaya con un propósito, quédese en la operación, escuche, observe, sienta lo que está pasando”. En su anecdotario hay historias de proveedores, de sus plantas en China, de visitas a autoridades de gobierno, y hasta nos recuerda que algunas veces hay que buscar hasta fuera de los edificios para encontrar una respuesta.
No es de extrañar que en su reciente visita a Costa Rica agregara una historia más a su pasión por el gemba, y no fue ninguno de sus tours a plantas ticas, fue algo mucho más aleccionador, sorprendente por lo sencillo y auténtico. Antes de terminar el congreso el Señor Shingo había expresado su deseo de comer comida china. Un pequeño grupo lo acompañamos al Restaurant Flor de Loto, ahí por el Estadio Nacional.
Cuando cada uno estaba metido leyendo su menú, decidiendo qué cenar, de repente Shaun Barker del Shingo Institute notó que el señor Shingo no estaba en la mesa, luego de unos minutos de preocupación regresó y con una gran sonrisa nos contó que estaba, dónde más, en el gemba. Había ido a la cocina a ver las instalaciones, conocer a los cocineros, conversar unos minutos con ellos. Le contaron que eran del sur de China, y les pidió un plato propio de esa región. Y siempre manteniendo la sonrisa nos dio la lección, “siempre hay que ir al gemba”. Al final de la cena regresó a la cocina a dar las gracias, una vez más, “siempre hay que ir al gemba y mostrar respeto”.