“Muchas personas muy inteligentes piensan pobremente. Muchas personas de inteligencia promedio son habilidosos pensadores. El poder de un automóvil es independiente de la forma en que se conduce.”
Edward De Bono.
¿Se ha preguntado alguna vez cómo piensa? Haga un viaje por toda su educación formal ¿cuántos cursos o cuántas horas ha dedicado en su vida a aprender a pensar? Lo más seguro es que usted, al igual que yo, simplemente deja que su cerebro funcione en piloto automático. Hasta Daniel Kahneman, autor del famoso libro Pensar rápido, pensar despacio, admitía que caía constantemente en los sesgos cognitivos descritos en el libro, y que no tenía control sobre su pensamiento Tipo 1 (rápido, intuitivo, automático). El otro tipo de pensamiento, según Kahneman, es el pensamiento Tipo 2 (lento, deliberado, lógico), es súper difícil de dominar. Es algo así como reconocer que el cerebro, único órgano del cuerpo a cargo de pensar, no es tan bueno como podríamos creer cumpliendo esa función.
Por allá del año 2005 me empezó a preocupar la falta de creatividad y efectividad de las soluciones de los proyectos de mejora continua. Tanto análisis, tanto número, tanta estadística para proponer horas extra, o una nueva inspección. Llame a este tipo de táctica Soluciones Arroz con Pollo (siempre el mismo plato en toda actividad festiva costarricense). Empecé a estudiar creatividad de la mano de mi mentora Margarita de la Fuente, maestra en técnicas de Pensamiento Lateral, y también un poco de neurociencia (hasta donde un ingeniero metiche pueda pretender tal cosa). Pronto me di cuenta de que los neurocientíficos serios tienen todos una cosa en común, saben que están en los primeros pasos de un fascinante campo, y dejé de lado todas las “neuro-algo” por falta de evidencia científica. Tuve que descartar neuromarketing, neuroventas, neuroeducación, neurocoaching, y programación neurolingüística, entre otros neuro-mitos, o como las llamó alguien más valiente, neuro-charlatanería. Y me quedé con una muestra de uno (n=1), yo mismo, para abordar, entender y tratar de mejorar mi propio proceso creativo, y tratar de educarme en cómo pensar.
Meta Pensar
Lo primero es meta pensar. Pensar sobre cómo pensamos, o pensar en que estamos pensando. Es como ponerle un espejo a la mente y observar mis propias creencias, decisiones y emociones desde afuera, para entender si estoy siendo lógico, justo, reflexivo, o simplemente automático. Es una habilidad por demás difícil (en este blog nada es fácil) pero es clave para tomar mejores decisiones, aprender con intención y evitar errores mentales comunes que nos llevan a brincar a conclusiones instintivas.
Pensamiento Crítico, Pensamiento Creativo, Pensamiento Estratégico.
Pensamiento Crítico con Seis Sombreros para Pensar
El pensamiento crítico es la habilidad de analizar información efectivamente y formar un juicio informado. Para pensar críticamente debemos ser conscientes de nuestros sesgos y supuestos cuando estamos frente a una información, y aplicar estándares consistentes cuando evaluamos las fuentes.
Cuando usamos los Seis Sombreros para Pensar, creados por Edward De Bono, ordenamos el proceso de pensamiento. Cada sombrero representa un rol cognitivo específico.

Los Seis Sombreros para Pensar desarrollan el pensamiento crítico porque:
- Fomentan un pensamiento estructurado.
- Reducen los sesgos cognitivos.
- Facilitan el pensamiento colaborativo.
- Integran razón, emoción y creatividad.
- Entrenan el metapensamiento (pensar sobre cómo pensamos).
Pensamiento Creativo con Pensamiento Lateral
El pensamiento creativo es la capacidad de generar ideas nuevas y originales que rompen patrones establecidos y ofrecen soluciones innovadoras a problemas o situaciones. No se trata solo de pensar diferente, sino de desafiar supuestos, ver conexiones inesperadas y re imaginar los resultados.
Para entrar en modo creativo es necesario salirse de los patrones de pensamiento establecidos. El Pensamiento Lateral es un enfoque estructurado para generar ideas creativas mediante el replanteamiento de los problemas desde ángulos no convencionales. Se basa en romper patrones lógicos existentes y en desafiar supuestos para descubrir soluciones nuevas, inesperadas y efectivas. Utiliza técnicas que proveen estímulos “laterales” al cerebro como reversión, analogías, estímulos aleatorios y provocaciones. Hace que el proceso creativo pase de aleatorio (nos pasa a veces y sin saber cómo) a deliberado (entendemos cómo generar ideas creativas en el momento que queramos y en el lugar que estemos).
Pensamiento Estratégico basado en Encuadre y Reencuadre
El Pensamiento Estratégico es mucho más que un insumo interesante para la planeación estratégica de una empresa. Es una competencia cognitiva compleja, desarrollada a través de reflexión, aprendizaje continuo, muchas veces informal, y el cuestionamiento del estado actual de las cosas. Es un proceso que lee constantemente el entorno para construir y evaluar múltiples escenarios futuros para tomar decisiones hoy que generen ventajas sostenibles mañana. Nos obliga a cuestionar nuestra perspectiva actual (encuadre) y crea un nuevo estado con una comprensión más amplia (reencuadre). Por ejemplo, en vez de preguntar ¿cómo reducimos errores?, preguntar ¿cómo diseñamos procesos que prevengan errores? En lugar de concentrarse en la solución de problemas, se concentra en redefinir los problemas a enfoques nuevos. Utiliza el pensamiento sistémico, la capacidad de síntesis y el pensamiento divergente. Tiene una parte a-racional, más allá o fuera del dominio de la lógica, integrando emociones, intuición y creatividad. Por ejemplo, introducir un nuevo producto porque algo me dice que será exitoso, pero no lo puedo explicar. Una situación de este tipo llevaría a mantener la idea viva, buscar alternativas y encontrarle el cómo ejecutar.
Tres tipos de pensamiento para una revolución personal: pensar críticamente para comprender, creativamente para imaginar, y estratégicamente para transformar.
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