Recientemente tuve que viajar a Guatemala justo el día que el volcán Turrialba decidió hacer erupción, después de la espera de rigor todo estaba listo pero el avión seguía cerrado y todos esperando.
Una hora más tarde finalmente ingresamos al avión y partimos. Durante todo este tiempo todos los viajeros se dedicaron (o debería decir nos dedicamos) a despotricar en contra del volcán y su habilidad para fertilizar todo el valle central.
A 10 mil pies de altura todo se ve más claro (no sé si a eso se refiere la frase de ver todo el bosque) escucho al personal de cabina del avión hablar sobre la congestión vehicular que les impidió llegara tiempo y quejarse de la política de la aerolínea para recogerlos y/o cancelar el vuelo.
Después de escuchar la conversación fue imposible no sonreír para mis adentros.
Es normal que nos dejemos ir a la causa que parece la más lógica a simple vista, pero esto lo hacemos sin pasar por el rigor del proceso, sin usar datos y simplemente dejando que el impulso nos lleve a la conclusión. Esto no es un verdadero problema si lo que queremos es encontrar la razón por la que nuestra conexión se va a ir antes de que nosotros abordemos, pero lo peligroso está en usar el mismo método para tomar decisiones sobre un proceso, un problema o una oportunidad de mejora en términos generales. Por esta razón es muy importante asegurarnos que hemos logrado identificar la verdadera o verdaderas causas raíz del problema, para a partir de ella tomar acciones que eliminen dicha causa.
He tenido la oportunidad de participar de una cantidad nada despreciable de procesos de mejora “jugando” en diferentes puestos dentro de estos equipos, he podido fungir como líder del proceso, pasando por experto en metodología a miembro del equipo, en dichos procesos he visto grandes aciertos y otra cantidad igual de desaciertos donde la diferencia está en el uso de herramientas y la rigurosidad con que se usa dicha herramienta.
Estas herramientas se pueden agrupar en etapas apropiadas para que podamos sacar el máximo provecho a la oportunidad de mejora (o problema según usted guste), pero no vamos a tener que construir un nuevo ciclo solo vamos a aprovechar algo que Galileo Galilei, allá por el año 1600, empezó a definir, y que después “tito Shewhart” aplicó a entornos de calidad e industriales, y que “tito Deming” finalmente consolidó y popularizó en los finales del siglo pasado.
Cuando necesite determinar la causa raíz de un problema o capitalizar una oportunidad de mejora, defina y reúna un equipo interdisciplinario, utilice PDCA / Kaizen y lleve su proceso al siguiente nivel!
Próximamente les vamos a compartir un detalle de las herramientas para cada una de las fases del PDCA.