La tecnología móvil a través de los teléfonos inteligentes ha transformado completamente la forma en que vivimos. Algunos autores señalan que ni siquiera en la revolución industrial se vio un crecimiento tan rápido y radical en innovación tecnológica como las plataformas móviles. Las podemos utilizar prácticamente desde cualquier lugar, a cualquier hora y para realizar todo tipo de tareas: buscar las mejores rutas para llegar a un destino, realizar transacciones bancarias, realizar compras online, para estar permanentemente conectados y disponibles con nuestras empresas, y hasta para socializar.
¿Y qué es una app? Una app es una aplicación de software que se instala en los dispositivos móviles (como celulares o tabletas) para ayudar al usuario en una labor concreta.
La llamada “revolución móvil” ha alcanzado los dispositivos médicos de forma relativamente reciente. La FDA publicó su primera guía para aplicaciones médicas móviles (MMA por sus siglas en inglés “Mobile Medical Applications”) apenas en el 2013.
De acuerdo con la definición de la FDA, las aplicaciones médicas móviles son apps que cumplen con la definición de un dispositivo médico, la cual es básicamente “un instrumento, aparato, implemento, máquina o artefacto destinado para ser usado en el diagnóstico de enfermedades u otras condiciones, o en la cura, mitigación, tratamiento o prevención de enfermedades.” Adicionalmente, estas aplicaciones son un accesorio para un dispositivo médico regulado o bien transforman una plataforma móvil en un dispositivo médico regulado.
Otro tipo de apps son utilizadas por los profesionales de la salud para mejorar y facilitar el cuidado de los pacientes. Por ejemplo existen aplicaciones médicas móviles que pueden ayudar a diagnosticar cáncer o anormalidades en el ritmo cardíaco, medir niveles de glucosa y realizar ultrasonidos.
Para asegurar la seguridad y efectividad de las aplicaciones médicas móviles, la FDA aplica el mismo enfoque basado en riesgo que utiliza para otros dispositivos médicos. En la guía anteriormente mencionada, provee ejemplos de los controles que utiliza para las aplicaciones médicas móviles de riesgo moderado (Clase II) y de alto riesgo (Clase III).También existen aplicaciones médicas móviles que pueden ser utilizadas en un ambiente hospitalario, pero no son considerados dispositivos médicos por la FDA de acuerdo con las definiciones dadas anteriormente.
Las aplicaciones médicas móviles presentan muchas ventajas para los profesionales de la salud y los pacientes. Los pacientes con padecimientos cardiacos pueden enviar la información de su ritmo cardíaco directamente a