La Excelencia no es excluyente, todos tenemos un aporte. Creer que hay algo bueno, valioso y de provecho en todos, es precisamente la razón por la cual celebramos Semana Santa. En la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, está la historia de un Dios que cree en la humanidad, más de lo que la humanidad cree en sí misma. Si lo ponemos en el contexto de nuestro día a día, Jesús vino para justificar a ingeniería, ventas, mercadeo, producción, calidad, recursos humanos, auditoría financiera, y gerencia general. Tampoco hizo distinción entre empleados del sector público o del sector privado, y encontró buenos a los de Lean, a los de Six Sigma, a los de innovación, a los de ISO, a los de proyectos, a los de transformación cultural, y a los del Help Desk de TI con todo y sus tickets. Jesús no le negaría una carta de recomendación a nadie, aunque le costara su vida… Y precisamente así fue.
Qué fácil que nos es descartar al otro por “inferior”, por concluir que nuestro accionar es el correcto, nuestra forma la buena, y nuestro pensamiento el único inteligente. Requiere menos esfuerzo concluir que los otros no están a mi nivel que hacer el esfuerzo de encontrar aquello en lo que el otro es trascendente.
Lo dicho no justifica la falta de esfuerzo ni la mediocridad, por el contrario, Jesús me invita a ser mejor, a conocerme, y reconocerme a mí mismo como un ser perfectible.
Qué tal si me acompañan a orar… Pero de forma práctica, sin excesos “pentecostalosos” que parecen más un ejercicio de adormecimiento de la voluntad, que un llamado a la acción. Usemos una oración famosa, que interpela al ateo como al prácticante, al Católico como al ex-Católico, al protestante, al judío, al que saluda “namasté”, y hasta el que firmó para que “la fuerza” lo acompañe y sea religión.
ORACIÓN DE LA SERENIDAD
“Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar;
Valor para cambiar las cosas que puedo; y sabiduría para conocer la diferencia.
Viviendo un día a la vez;
Disfrutando un momento a la vez;
Aceptando dificultades como el camino a la paz;
Aceptando, como hizo Él, este mundo pecador tal como es, no como yo lo tendría;
Confiando que Él hará bien todas las cosas si yo me rindo a Su voluntad;
Que yo sea razonablemente feliz en esta vida y supremamente feliz con Él para siempre en la próxima.
Amén”
Karl Paul Reinhold Niebuhr, teólogo protestante, escribió esta conocida oración en 1943. Es ampliamente usada por el movimiento de Alcohólicos Anónimos, y las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Yo la llamo la oración del Diseño de Experimentos (variables controlables, lo que puedo cambiar; variables no controlables, lo que no puedo cambiar; sabiduría para conocer la diferencia, ejecutar el diseño…).
Váyase a su Semana Santa, no cambie de planes, si va de vacaciones disfrútelas, si se queda en los ritos Católicos disfrútelos, pero medite sobre esta oración, y regrese la otra semana siendo un digno representante del movimiento de La Excelencia, no mejor que nadie, pero si mejor que usted mismo. Y como Jesús, vea en los demás lo bueno, y en lo que no ve bueno, pregunte, ayude, colabore, entienda, y sea parte de la mejora, no sólo la suya, también la de la demás.