Tuesday, May 20

📍 Escenario:

Una cafetería en Tokio, de estética simple, con paredes adornadas con fotos de fábricas antiguas, pizarras con frases célebres y olor a café recién hecho. Cuatro figuras ya están en la mesa: Deming, Ohno, Shingo e Imai. Hablan con serenidad, pero con la autoridad de quien transformó industrias enteras.


🎭 Acto I: El despertar del pensamiento

Deming (mirando la pantalla con noticias de IA y dashboards):
— Inteligencia artificial, dashboards en tiempo real, fábricas autónomas… pero los empleados siguen sin saber por qué hacen lo que hacen.

Ohno (tajante):
— Se han olvidado del Gemba. Ahora creen que Lean es software. Pero no puedes automatizar lo que no entiendes.

Shingo (sereno):
— He visto fábricas con poka-yokes inteligentes, pero sin pensamiento. Las herramientas no piensan. Las personas sí. Si se les entrena.

Imai (asintiendo con calma):
Kaizen nunca fue un evento. Fue una forma de vivir. Sin compromiso diario, sin liderazgo visible, es solo un taller más.


🎭 Acto II: Diagnóstico desde la experiencia

Deming:
— Las metas numéricas, las cuotas, la obsesión por el trimestre… están destruyendo los sistemas. Lo dije hace décadas, y aún lo ignoran.

Ohno:
— No puedes mejorar lo que no ves. El gerente que no camina el piso no lidera, solo administra el caos.

Shingo:
— Hay que hacer los problemas visibles. El proceso debe gritar cuando algo está mal. Pero hoy, se ocultan defectos tras PowerPoints pulidos.

Imai:
— La mejora real empieza con humildad. Con la aceptación de que “siempre se puede hacer mejor”.
¿Quién practica eso hoy?


🎭 Acto III: Entre la nostalgia y el futuro… con invitados

[Se abre la puerta del café. Entran dos figuras conocidas: uno de traje claro, otro con cuello de tortuga negro y jeans. Son Peter Drucker y Steve Jobs.]

Drucker (con una leve reverencia):
— Disculpen la interrupción. Escuchamos que aquí se discute liderazgo real, no el que se imprime en presentaciones vacías.

Jobs (sonriendo con ironía):
— Y alguien dijo “propósito”. Tuve que venir.

Deming (invitándolos a sentarse):
— Dos voces necesarias. El sistema sigue fallando, y el liderazgo también.

Drucker:
— Muchos ejecutivos hoy son eficientes en lo irrelevante. El liderazgo no es control, es dirección con propósito.

Jobs:
— La innovación no es hacer cosas nuevas. Es resolver el problema correcto de la forma más simple. Y para eso, debes entender al usuario. ¿Cuántos líderes escuchan?

Ohno:
— Ninguno que no haya ido al Gemba. El cliente no ve departamentos, ve flujo. La empresa debe fluir como su necesidad.

Shingo:
— La transparencia es vital. Un proceso opaco es un campo de cultivo para el desperdicio.

Imai:
— Todo se reduce a cultura. Sin respeto, sin humildad, sin voluntad de mejorar… la tecnología solo acelera el desperdicio.


🎭 Acto IV: Legado y desafío

Deming:
— Tal vez deberíamos volver… pero esta vez no como gurús, sino como facilitadores de conciencia. El mundo necesita pensamiento, no más herramientas.

Ohno:
— Pensamiento crítico, acción directa. Sin excusas.

Shingo:
— Y una buena dosis de hansei diario.

Jobs:
— Y la valentía de decir “no” a todo lo que no aporte valor.

Drucker:
— El verdadero liderazgo empieza cuando uno pregunta: ¿qué problema estoy resolviendo realmente?

Imai:
— Y Kaizen nunca termina.
Porque el cambio tampoco.


🎭 Acto Final: El brindis

Deming (alzando su taza):
— Por los sistemas… y la comprensión.

Ohno:
— Por el Gemba… y el respeto.

Shingo:
— Por la eliminación del desperdicio… mental.

Imai:
— Por el Kaizen eterno.

Drucker:
— Por un liderazgo con propósito.

Jobs:
— Y por quienes aún tienen el coraje de pensar diferente.

[Todos brindan. La cámara se aleja. En la pizarra del fondo se lee:]

Lean sin propósito es solo moda. Kaizen sin humildad, es teatro. Liderazgo sin Gemba, es fantasía.

Escrito por GenAI ChatGPT, yo solamente hice el prompt.

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