lunes, abril 29

Cuando se trata de productos de consumo humano todos tenemos opiniones diferentes. Por ejemplo, yo he decidido no consumir productos en los que el fabricante, voluntariamente o por alguna regulación, ha puesto alguna advertencia sobre alguno de los ingredientes que se le adicionan, o cuando algún organismo internacional advierte o clasifica un producto como cancerígeno. Como no soy alérgico al gluten ni al maní agradezco que pongan la advertencia, para las personas que sí lo son, pero esos productos sí los consumo.

La foto que ven aquí al lado la tomé la última vez que pasé por España en el 2012.

Yo no podría consumir conscientemente un producto con una advertencia así. Otras personas pensarían que no es para tanto, y de inmediato citarían el caso de algún conocido que vivió hasta los 90 años fumando y murió de un atropello en la
vía pública. Hay un proverbio Yidis (en inglés se escribe Yiddish y es un dialecto del alemán que contiene elementos hebreos y eslavos que hablan los judíos askenazíes) que dice que: “por ejemplo no es prueba de nada”.

En el mundo hoy los muchachos piensan que todo lo que se vende en forma lícita es bueno para la salud, que es sano. Muchos se inyectan testosterona y esteroides, una dosis de 5 ampolletas inyectable se vende aquí por unos $US60, para inyectarse una por semana, y según los vendedores la tercera semana ya se pueden ver cambios, claro, no hablan de los efectos secundarios.

En una de las sesiones que compartía con algunos muchachos el año pasado una persona me ofreció un chicle (así le llamamos erróneamente a la goma de mascar). Cuando le pregunté si el producto contenía Fenilanalina (otro producto que he decidido no consumir conscientemente) se sorprendió y buscó en el empaque. Pasados unos instantes me dijo “Sí, sí tiene”, pero ella ni lo había notado.

Yo también decidí dejar de comer embutidos, a raíz de que la OMS declaró que los nitritos (nitrito de sodio) que se utilizan para prevenir que las carnes traigan una bacteria muy dañina para los humanos (Clostridium Botulinum), es cancerígeno. En los países desarrollados esto era conocido desde hace muchos años, pero en nuestros países no era tan conocido. Cuando un producto cárnico tiene nitritos mantiene su color rosado al cocinarse. Esto es causado por la reacción de los nitritos con la hemoglobina. Si se torna café al cocinarlo no contiene nitritos. Durante muchos años estuve relacionado con una empresa que preparaba condimentos para embutidos y las precauciones que se tomaban al manipular el nitrito de sodio eran extremas. Se usaban guantes, mascarillas, botas y delantales todos especiales para hacer la manipulación. Sin embargo el nitrito no es prohibido como aditivo para los alimentos, a pesar de las características que tiene. No sé si en un futuro le pondrán una advertencia como la que tienen los cigarros de la fotografía que mostré anteriormente.

Imaginemos lo que pasaría si legalizáramos el comercio de las drogas. Pasadas unas cuantas décadas muchas personas pensarían que son sustancias muy sanas de consumir sin efectos secundarios y hasta la publicidad nos haría creer que nos convertiríamos en unos superhumanos. Transcurridos unos años más y habiendo probado lo dañino de los efectos del consumo a largo plazo, posiblemente habría que prohibir la publicidad y desarrollar campañas de educación masiva para revertir el daño.

Hablando con un grupo de estudiantes sobre la filosofía del Dr. Genichi Taguchi (aclaro para los que no lo conocen que no es Médico sino Ingeniero) conversábamos sobre el método desarrollado por él para el establecimiento de las tolerancias de los parámetros de los productos. Taguchi en su filosofía del diseño robusto habla de tres cosas importantes que debemos realizar para diseñar un buen producto que son:

  1. El diseño del concepto (Design Concept)
  2. El diseño de los parámetros (Parameter Design)
  3. El diseño de las tolerancias (Tolerance Design)

Bueno, en relación a este último punto, Taguchi parte del concepto de LD50 y recomienda que se use como base para el diseño de las tolerancias. El LD50 es lo que en toxicología se considera la dosis letal (LD viene de Lethal Dose) para el 50% de la población de individuos. Para Taguchi ese es el límite, más allá del cual el producto debe considerarse defectuoso.

El cuento del LD50 viene de más atrás. Cuando el Sr. Chester I. Bliss, siguiendo los pasos de Sir Ronald A. Fisher, decidió establecer pruebas de laboratorio para probar insecticidas. Durante los experimentos notó algo que le llamó la atención. Sin importar cuán concentrado estuviera el ingrediente activo del insecticida, siempre uno o dos especímenes sobrevivían a la exposición.

Pero también, sin importar cuán diluido estuviera el mismo ingrediente, siempre uno o dos individuos perecían. Bliss desarrolló entonces un análisis que llamó Probit (Probability Unit) para describir matemáticamente el fenómeno. Como resultado cuando analizamos la toxicidad de una sustancia, lo que las hojas de seguridad (Material Safety Data Sheets o MSDS) nos informan es el LD50 para dicha sustancia, es decir la dosis letal para el 50% de la población.

Este concepto es el que explica las dosis que matan a los que se inyectan drogas ilícitas sin supervisión médica (algunos países si orecen supervisión médica). La situación se presenta cuando una persona no adicta presencia que un grupo de adictos se droga utilizando una dosis, aparentemente segura, y concluye que si los adictos sobreviven a la dosis, él no va a tener problemas con la misma. El razonamiento no parece malo, pero tiene una falla enorme. La muestra que está viendo nuestro ingenuo amigo es una muestra sesgada. Es posible que los que se están drogando ya hayan utilizado esa dosis y obviamente han sobrevivido. Cuando él se aplica la dosis, muere. Él estaba en el porcentaje que morían con esa dosis. Lo mismo ocurre con adictos de años que observan algún compañero de drogas utilizar una dosis mayor que la que ha estado consumiendo y al probarla, perecen.

No sé si ustedes saben cuál es la dosis letal de agua para humanos. Y ustedes se preguntarán si hay una LD50 para el agua. Sí la hay, es de 6 litros. La dosis hace el veneno (Paracelsus). Una vez Edwin Garro preguntó: ¿cuál será la dosis letal para hamburguesas?

En este punto se estarán preguntando por qué el artículo se titula “las mantillas de la carne empacada”.

El fin de semana estaba preparando una carne de bovino para la cena. De paso les cuento que no es mi carne favorita y la consumo muy poco y prefiero las carnes de aves, pescados y cerdo. Pero de vez en cuando, si está suave, la como. Mis hijos por el contrario lo consideran una delicates.

La carne había sido comprada en uno de los principales supermercados de la ciudad y venía empacada, como es usual, en una bandeja con un plástico transparente cubriéndola. Para suavizarla se usa un ablandador especial que suaviza mucho este tipo de carne y se puede ver en la imagen adjunta. Pues abrí la bandeja de carne y comencé a suavizarla con el instrumento. El dispositivo tiene muchos cuchillos que cortan entre el tejido, y sin darme cuenta, corté un dispositivo que tienen en el fondo la bandejas.

Lo llaman una mantilla, en inglés meat soaker pad o meat package padding. Se usa para absorber los líquidos que drenan de la carne en el empaque. Como no sabíamos si era seguro cocinar y consumir la carne, regresamos al supermercado a preguntar. El representante de la empresa que me atendió fue muy amable y honesto. Me dijo que no estaba seguro de cuál era el componente que utilizaban pero que lo llamara más tarde para darme la información. Cuando al final de la tarde hablamos, el señor me dijo que el proveedor le había indicado que el componente se llamaba “Grabado de Altura” y que no era tóxico.

Cuando puse en Google el término “Grabado de Altura”, el buscador, no pudo darme una repuesta relacionada. Ya para que Google no encuentre lo que significa, es porque hay que buscarlo en Andrómeda, pero según el mismo buscador de Google Andrómeda se encuentra a 2537 millones de años luz de la tierra. Para que tengan una idea la Vía Láctea tiene un diámetro de cien mil años luz. Habría que recorrer nuestra galaxia de lado a lado unas 25000 veces para llegar allá.

Haciendo una búsqueda más amplia llegué a los términos que les mencioné anteriormente.

En un artículo de The Tampa Tribune http://www.tbo.com/dining/meat-package-padding-wont-hurt-cooked-meal-641368 dice lo siguiente:

“USDA Food Safety and Information Services documents say that as long as the packet is not melted, opened or torn apart, then the meat is safe to eat. The packets or pads are there to absorb the juices that gradually ooze out of meats, seafood, poultry, fruits or vegetables once they’ve been cut. Catching the juices before they drip or run all over the counter helps catch any bacteria that might be in there, too. And discarding the packet would take juice and bacteria along. So they’re for a good purpose. Some of them have silica gel, which is basically super-purified sand. A lot of them are made of cellulose, or super-purified plant fiber. Both absorb and hold a lot more liquid than their size.”

En resumen, lo que dice el artículo es que, el departamento de Agricultura de los Estados Unidos de América (http://www.fsis.usda.gov/wps/portal/fsis/topics/food-safety-education/get-answers/food-safety-fact-sheets/safe-food-handling/packaging-materials/meat-poultry-packaging-materials) indica que los materiales de empaque no son para cocinarse, pero que si no se alteran (derriten, se abren o se rompen) se puede consumir la carne. El artículo además indica que algunos de los productos que se utilizan contienen Silica Gel y otros, celulosa.

Más de uno en internet consulta si es seguro comer la carne que se ha cocinado con la mantilla incluida, otros han sacado la carne para descongelarla y el perro se la ha comido con todo y el empaque. La duda que yo tenía iba en dirección a averiguar la LD50 de lo que fuera que contuviera, aunque los efectos de una intoxicación pueden incluir nauseas, mareos, parálisis, etc., y no necesariamente la muerte.

La celulosa es el componente básico de la madera de la cual se hace papel, pero los seres humanos no podemos digerirla como sí pueden hacerlo las termitas. La celulosa tiene el CAS# (Chemical Abstract Service) 9004-34-6 y si buscan la hoja de seguridad (MSDS http://www.sciencelab.com/msds.php?msdsId=9927490) indica que es ligeramente peligrosa en caso de ingerirla. Me imagino que lo que tienen estas mantillas es papel absorbente, lo que no sería tan grave, pero no especifica la dosis letal.

En el caso de la silica gel tiene el CAS# 63231-67-4 o 112926-00-8 o 1343-98-2. Y la MSDS correspondiente http://www.sciencelab.com/msds.php?msdsId=9924905 indica que es ligeramente peligrosa en caso de contacto con la piel, la ingestión o la inhalación y tampoco indica la dosis letal.

Sigo creyendo que ambas sustancias deben tener un LD50 para para humanos, aunque puedo estar equivocado. Ante la duda es mejor ser precavido, no vaya a ser que resulte de aquellos individuos que notó Bliss que morían aun cuando solo los rociaban con el vehículo usado para el insecticida.

En nuestro caso averiguamos qué función cumple el dispositivo que le incluyen en el empaque a las carnes y frutas que compramos, y por las dudas no consumimos el producto.

Share.

Rolando Guido: Máster en Administración de Empresas, Ingeniero Industrial, Universidad de Costa Rica. Experto en Confiabilidad. Profesor universitario, Universidad de Costa Rica, Escuela de Ingeniería Industrial, 1978 – 1990. Creador del programa de cursos de Excel, Access, y Visual Basic de la Cámara de Industrias de Costa Rica. Autor del texto de Estadística Básica para La UNED. Gerente General, Gerente de Operaciones de empresas nacionales y multinacionales en el sector de manufactura desde 1980. Socio fundador de Atomix, empresa dedicada al desarrollo de software de aplicación especial, creador de StatSolver (software de aplicación estadística y seguimiento de proyecto Lean Six Sigma).

Exit mobile version